Ir al contenido principal

El Novecentismo y las Vanguardias

Durante las primeras décadas del siglo XX aparecen en Europa diversos movimientos artísticos, llamados vanguardismos, que rompen con la temática y las formas anteriores. En España, surge la Generación del 14, grupo literario que sucede a los modernistas y noventayochistas, conectando con las vanguardias europeas, pues conciben el arte como un acto lúdico y libre, separado del ámbito social y político. Su estilo se caracteriza por la precisión conceptual y la expresión de lo subjetivo a través de la metáfora. Son intelectuales que persiguen la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa en un contexto en el que se produce el estallido de la I Guerra Mundial, el fin del turnismo político en España o el triunfo de la Revolución Soviética. Destaca la creación de la Residencia de Estudiantes en 1910, fruto de las ideas renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, siendo foro de debate y difusión de la vida intelectual de la Europa de entreguerras y que servía para complementar la enseñanza universitaria mediante la creación de un ambiente intelectual y de convivencia.


               
Los rasgos del Novecentismo son el intelectualismo y el rechazo al sentimentalismo de épocas anteriores; el europeísmo; la presencia en la vida cultural y política, basada en el principio de que la minoría mejor preparada es la que debe guiar a la sociedad; un ideal universalista y cosmopolita; y la preocupación por la forma, observable en La deshumanización del arte, que propugna Ortega. Este pretende acabar con la reproducción de la realidad para conseguir un arte puro, pulcro y sin sentimentalismos, en el que el hombre y el papel de su inteligencia sean seriamente revisados. La literatura que se cultiva está orientada a la serenidad clásica, con un lenguaje selectivo y depurado y dirigido a una minoría. Los novecentistas se inclinan por la prosa, la poesía y el ensayo, siendo este el medio que emplean autores procedentes de diversos ámbitos para divulgar sus ideas. Destaca el fundador de la Revista de Occidente, Ortega y Gasset, que retorna al tema noventayochista del problema de España en La rebelión de las masas, donde propugna que una minoría intelectual tome las riendas del país. Asimismo, sobresalen en el ámbito ensayístico Manuel Azaña, Américo Castro y Gregorio Marañón.

                En la novela se lleva a cabo una renovación basada en la fusión de lo narrativo y lo ensayístico, la originalidad de las estructuras y el lenguaje, así como la preferencia por la vida urbana y moderna. Significativa fue la publicación de Ideas sobre la novela, de Ortega, que condicionó el género. En la novela lírica, Gabriel Miró destaca por su prosa elaborada en El obispo leproso. Pérez de Ayala representa la novela intelectual con La caída de los limones.

                En lo que al teatro novecentista se refiere, éste se caracteriza por ser comercial y de éxito, en el que resalta Benavente y Arniches, conocido por sus sainetes costumbristas y la tragedia grotesca en La señorita de Trevélez. Los hermanos Álvarez Quintero y Muñoz Seca (La venganza de don Mendo) son dramaturgos cómicos con menor interés.

En poesía, se da por agotado y acabado el Modernismo y se buscan nuevos cauces expresivos; surgen distintas tendencias, como el neopopularismo, las vanguardias y la poesía pura, desprovista de sentimentalismo y centrada en la perfección formal. Además de León Felipe (Versos y oraciones del caminante), la gran figura es Juan Ramón Jiménez, Nobel de Literatura, con una poesía minoritaria, hermética y compleja, concebida como una búsqueda de belleza, conocimiento y eternidad. Su obra pasa del modernismo sensorial (La soledad sonora) a la etapa intelectual, en la que la poesía pura es la predominante y en la que se reduce la adjetivación y las alusiones sensoriales para volverse más breve y conceptual en aras de hallar la esencia (Diario de un poeta recién casado). Su etapa final es una época de suficiencia, donde destaca Dios deseado y deseante.

               
Es Ramón Gómez de la Serna el escritor que engarza el Novecentismo con los movimientos de vanguardia, que introduce en España a través de la revista Prometeo y de tertulias literarias como la del Café Pombo. Destaca por sus greguerías, breves composiciones que mezclan el humor y la metáfora, donde manifiesta nuevas perspectivas de la realidad, persiguiendo la sorpresa y acercándose al absurdo (Roncar es tomar ruidosamente sopa de sueño).

                Las vanguardias europeas llegaron a España con su afán de romper con las tradiciones. Tras una primera fase optimista y marcada por la deshumanización del arte, en la que triunfan el Ultraísmo y el Creacionismo, se pasa por una rehumanización (vuelta a la expresión de contenidos humanos) marcada por el Surrealismo. Después, las exigencias sociales y políticas de los años 30 harán que las vanguardias en España se diluyan. Los movimientos vanguardistas comparten el deseo de crear un arte radicalmente distinto y una postura de quiebra total con el Realismo. Los rasgos caracterizadores de estos movimientos son: el internacionalismo, ya que se consideran ciudadanos del mundo, preocupados por cuestiones universales; el antitradicionalismo, visible en el desprecio de lo heredado de movimientos anteriores; la creación de un arte minoritario e intelectual que suele despreciar las emociones; la búsqueda de la espontaneidad frente al trabajo previo y minucioso; la contradicción como tema principal; la libertad absoluta del artista; y la metáfora como herramienta creadora de términos sin relación alguna.

El Ultraísmo y el Creacionismo se manifestaron sobre todo en tertulias y revistas. El primero surge en España y pretendía eliminar de la poesía los sentimientos, lo personal y la lógica, y presentar los signos del mundo moderno mediante una yuxtaposición de imágenes sorprendentes, eliminando los signos de puntuación y llegando, en ocasiones, al caligrama.

                El Creacionismo, introducido en España por el poeta chileno Vicente Huidobro, emplea la metáfora en una asociación ilógica que rompe con lo esperable, estableciendo entre las dos realidades una relación arbitraria, surgida de la nada. Se trata de crear nuevas realidades, de “hacer un poema como la naturaleza hace un árbol”.

               
Más tarde, se introdujo el Surrealismo, nacido en Francia a partir del Dadaísmo, con su idea de hacer aflorar, mediante imágenes irracionales, el mundo del subconsciente. Es decir, se pretendía descubrir la verdadera realidad a través del sueño y la escritura automática, no sometida a filtros racionales, incorporando imágenes que sugiriesen emociones y que no respondieran a la lógica. El Surrealismo en España fue menos radical que el francés, y supuso una reacción frente a la poesía pura de Juan Ramón. Influyó en poetas del 27 como Lorca (Poeta en Nueva York, donde refleja la experiencia de su viaje a Nueva York mediante imágenes irracionales y enumeraciones caóticas para criticar una civilización materialista, la deshumanización, la pobreza y la insolidaridad); Alberti (Sobre los ángeles), Cernuda (Placeres prohibidos); y, sobre todo, Aleixandre (Espadas como labios, donde el tema central es el amor como fuerza destructora y la pasión amorosa se identifica con la pasión hacia la tierra).

Víctor Velasco Regidor
Profesor de Lengua Castellana y Literatura





Imprescindibles. Gregorio Marañón

Las vanguardias en España (C. Agente)


Las vanguardias en Europa (C. Agente)


Novecentismo y Vanguardias (C. Agente)


Juan Ramón Jiménez (La mitad invisible-RTVE)

Un perro andaluz (La mitad invisible-RTVE)

Entradas populares de este blog

Interpretación crítica de La casa de Bernarda Alba

“Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo” , pronunció el poeta y dramaturgo de la Generación del 27, afeando el chabacano teatro que adormecía a toda una nación. Sin duda, Lorca impulsó una profunda renovación de la escena española.  Consideró el de Fuente Vaqueros que el teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la construcción de un país; de ahí la creación de La Barraca , compañía universitaria que acercó la cultura a un pueblo condenado por la pobreza y la ignorancia. En 1936, antes de ser fusilado, afirmó simbólicamente que su teatro de risa y llanto terminaría siendo un teatro de carne y hueso. La dramaturgia lorquiana gira en torno a un tema que, al igual que en su poesía, es la frustración del individuo, abarcando el mito del deseo imposible, así como el conflicto entre el deseo y la realidad y la violenta rivalidad que se da entre el principio de autoridad y el de la libertad.                                   

Análisis sintáctico de oraciones para 1 º de Bachillerato (previo al examen del martes 8).

A. En el acuerdo se asegura también que se mantendrá determinados servicios gratuitos, aunque serán de carácter promocional.   B. Es evidente que la capacidad económica proporciona unos medios para la actividad deportiva pero no ofrece garantías totales de éxito. 1. ¿Hay que vivir solo para ser libre? 2. Cuando se le desataba la lengua por la alegría de las plumas ensopadas, decía frases de otros tiempos que no había podido aprender en la casa. 3. Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle. 4. Y al oír sus gritos, los que entretenían la espera a alguna distancia echaron a correr desalados hacia los postes más próximos. 5. Mire usted si el papel trae los nombres de las gachís, Don Latino. 6. La expansión del Imperio Romano fue un inmenso proceso de mestizaje de culturas y lenguas distintas, del que surgió la rica y contrastada cultura occidental. 7. En corros silenciosos, otros prisioneros se repartían por los rumbos del calabozo, buscan

Comentarios de texto literario de El Lazarillo de Tormes. 1º de Bachillerato

La vida Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades a) Localización del texto en su contexto (presentación, género, subgénero, forma literaria, tipo de escrito, punto de vista, autoría y contexto histórico y literario.) b) Resumen del argumento del texto. c) Análisis del contenido (temática y caracterización de personajes.) d) Interpretación de la forma y el estilo (estructura, tiempo, espacio y estilo del texto en relación con el conjunto de la obra.) e) Interpretación y análisis crítico. TEXTO I: TRATADO III -Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá hacer que no le pongas gana, aunque no la tenga. «La muy buena que tú tienes -dije yo entre mí- te hace parecer la mía hermosa». Con todo, parecióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele: -Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo, y esta uña de vaca tan bien cocida y sa